martes, 30 de mayo de 2017

También hay gente buena

Una amiga comentaba el otro día que le gustaría que sus hijos vieran las noticias, para que estuvieran al día de la actualidad,  pero le resultaba muy difícil - “pues solo cuentan barbaridades”-  Tenía toda la razón…Si nos atenemos exclusivamente a lo que vemos en los medios, la vida está para encerrarse en casa y no salir: malos tratos, atentados, asesinatos, robos, secuestros, abusos, amenazas, corrupción… Corremos un serio riesgo de caer en el pesimismo y en la desconfianza en la humanidad, algo penoso, porque el ser humano está destinado a vivir en sociedad, y la vida con miedo es muy limitada.

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En un estudio reciente en Estados Unidos, se refleja que, aunque los crímenes en los últimos años han decrecido, son noticia de primera plana con más asiduidad que antes, por lo que la sensación general, es que hay más homicidios ahora que antes. Además hoy en día estamos expuestos a malas noticias queramos o no, las 24 horas del día y a veces en directo. Ante una catástrofe de cualquier tipo, obtenemos información auditiva y visual muy precisa.  Esto nos afecta a todos, de hecho ya hay psicólogos que recomiendan a sus pacientes con trastornos de ansiedad y/o depresión, una desconexión temporal de la  actualidad informativa, porque se ha demostrado que agrava sus estados de ánimo. 

¿Y que pasa con los niños?

Si para los adultos es muy difícil comprender ciertas cosas, para un niño lo es aún más, y si no se les ayuda a asimilarlas, pueden ver el mundo como algo peligroso. Esto afecta muy negativamente a sus relaciones sociales, porque desconfían de los demás aunque no les den motivos.  Su relación con el medio también se vuelve difícil, porque se hacen miedosos.  Los niños de cierta edad deben estar informados de lo que ocurre en el mundo, no pueden vivir en una burbuja, es parte de su desarrollo personal. Pero hay algunos aspectos que podemos cuidar para que asuman los acontecimientos con  templanza:

  • Ante un hecho desagradable, catástrofe natural, o cualquier notica impactante, debemos fomentar la conversación con ellos, para saber cuales son sus temores y explicarles lo ocurrido tranquilamente, con claridad y limitando los detalles según su edad. No necesitan saber todo en profundidad. Dejémonos llevar por sus preguntas, pues ellas marcan lo que les preocupa e interesa. De esta forma ni nos quedamos cortos, ni nos pasamos con la información. 
  • Además, debemos contextualizar las noticias, para que las entiendan en su marco natural. En muchas ocasiones, conseguiremos reducir la ansiedad que les produce, y evitaremos que dejen volar su imaginación, construyendo en su mente una  historia que no existe.
  • En todos los episodios dramáticos, hay personas solidarias que se desviven por los demás. Es un buen ejercicio investigar que están haciendo estas personas, pensar que podríamos hacer nosotros, y si hay posibilidad de colaborar en algo asequible  para los niños, impulsarles a hacerlo.  
  • También es buen momento para buscar ejemplos de superación de personas que han pasado por situaciones similares y han salido de ellas. Hay muchos testimonios de personas, que sin buscarlo, son ejemplo de lucha para muchos. Personas que han conseguido dar la vuelta o suavizar situaciones dramáticas que otros darían por perdidas. Fomentemos la espiritualidad y el optimismo.
  • Y como siempre, demos ejemplo. Si no paramos de hablar de tragedias, nuestros niños hablarán de lo mismo.  Si somos miedosos y lo demostramos, nuestros hijos serán miedosos.  

Efectivamente, pasan cosas horribles en el mundo, y debemos ser prudentes.  Pero también ocurren otras muchas cosas muy buenas, que demuestran que la mayoría de la gente es “normal” e incluso algunas fuera de lo normal:

El pasado fin de semana escuché en la radio una historia extraordinaria: Un matrimonio norte-americano con cinco hijos, de clase media, acogió y posteriormente adoptó, a seis hermanos cuyos padres no podían atender, pues llevaban una vida peligrosa. Para los padres adoptivos, era una premisa no separar a un grupo de hermanos, así que pasaron de ser una familia con cinco hijos, a una con once.  

No se a vosotros que os parece, pero creo que esto es una noticia en toda regla. La generosidad  y sensibilidad inmensa de esta familia, es muy poco común,
 y demuestra que
TAMBIÉN HAY GENTE BUENA.



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