miércoles, 6 de abril de 2016

Así empezó todo

ASI EMPEZÓ TODO

Eran las nueve de la mañana de un martes cualquiera. Por el pasillo de un colegio, entre los alumnos que iban hacia sus clases con sus mochilas, apareció un padre con su hijo de 15 años, con cara de pocos amigos. Al cruzarse con la tutora de su hijo, se dirige hacia ella  en un tono algo elevado con las siguientes palabras:


 Shutterstock
-Quiero que me explique por qué a mi hijo le quitaron el examen que hizo ayer.
A lo que la tutora, manteniendo la calma, contestó:
-Porque el profesor que vigilaba vio como copiaba del libro.
-¿ Y que pruebas tienen de que eso es verdad? - contestó el padre - ¡Es la palabra del profesor contra la de mi hijo!"
Eso!- respondió el hijo con la cabeza bien alta.

Si pudiera incluir un emoticono para describir gráficamente la cara de la profesora, pondría el de la cara con los ojos muy redondos y la boca muy abierta... pero lo describiré con una sola palabra: ATÓNITA.

Si fuera una película, después del título, aparecería: “historia basada en hechos reales”, por no poner: “ esta historia refleja fidedignamente lo ocurrido”, y añadir: "y fue presenciado por muchos alumnos y profesores". 



                              

Pues si; ASÍ EMPEZÓ TODO. Esta anécdota acontecida hace ya unos años fue para mi el pistoletazo de salida…la señal definitiva de que la autoridad del profesor estaba en peligro… en peligro de muerte, y el indicador claro de que estos hijos que tienen por padres leones protectores lo iban a tener difícil en la vida.

La verdad es que en el día a día de un colegio se reciben quejas, disconformidades y también aportaciones muy útiles por parte de los padres, y así debe ser. Tanto si es para hacer una crítica constructiva, como si es para mostrar un desacuerdo con algún aspecto del colegio, los padres no solo pueden, sino deben exponerlo, y la inmensa mayoría lo hace en el momento y lugar adecuado y a la persona indicada, y sobre todo de la forma adecuada. Es por ello que actuaciones como la narrada, que no son aisladas, aunque si excepcionales, hacen un gran daño al sistema educativo: 

  • ¿Pedir explicaciones de forma airada a una profesora delante de tu hijo?
  • ¿Quejarse de que a tu hijo se le quitó el examen porque estaba copiando?
  • ¿La palabra del profesor contra la de tu hijo?
  • ¿Pruebas?
  • ¿Debemos a partir de ahora fotografiar al alumno cuando lo pillemos copiando? Tendríamos que pedir antes permiso a los padres por escrito para cumplir la ley de la protección de la imagen del menor…

 ¿No es todo un poco ridículo?
¿No confias en el colegio de tus hijos?

Trabajar en un colegio es un privilegio. Estás en continuo contacto con niños de diferentes edades que te aportan mucho, y que son el futuro de nuestra sociedad, por lo que nuestro trabajo  es muy gratificante. Además nos relacionamos con familias estupendas que generalmente nos quieren y valoran, no en vano nos dejan a sus hijos ocho horas al día. Somos imperfectos, o como Walter Riso titula su libro: Maravillosamente imperfectos. Todo comentario hecho con espíritu constructivo es útil, no cae en saco roto, antes o después se reflexiona y se valora. Pero cuando algún padre utiliza formas inadecuadas para dirigirse a nosotros, y pone en tela de juicio nuestro trabajo, incluso nuestra ética, sin fundamento, además de provocarnos tristeza, nos pone a la defensiva ante el comentario…es una de  las bases de la Inteligencia emocional; intuir el efecto que tus palabras  y tu forma de expresarlas van a tener en tu interlocutor.

 QUE IMPORTANTES SON LAS FORMAS

Padres, profesores, alumnos y personal del colegio determinamos el ambiente del centro. Con nuestra actitud y nuestro talante, conseguimos un ambiente tranquilo, familiar , alegre y en definitiva sano. Hablando se entiende la gente, pero hablando con tranquilidad y con capacidad de escucha y reflexión por ambas partes. Estamos todos en el mismo carro.
Trabajemos juntos, no enfrentados.

Para los que quieran saber como terminó la historia…
 El alumno se quedó con el examen sin corregir por haber copiado del libro. 
Pero bueno, era solo un examen
Lo peor fue lo que aprendió aquel martes a las nueve de la mañana.



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