lunes, 4 de julio de 2016

¿Por qué se contagian las emociones?


El 24 de diciembre de 1914, en plena Primera Guerra Mundial, las tropas del  ejército británico y las del  imperio alemán se hallaban situadas una frente a la otra en el campo de batalla.  Los soldados alemanes, en mitad del silencio de la noche,  empezaron a cantar Stille Nacht (Noche de Paz). Los británicos, que los oían desde el otro lado, se unieron a ellos cantando el mismo villancico, cada uno en su idioma. A la mañana siguiente ambos bandos salieron de sus trincheras e intercambiaron regalos, se rieron y  hasta jugaron partidos de fútbol. Además permitieron que los caídos recientes fueran recuperados y enterrados por sus compañeros. Después del día de Navidad, por desgracia, se despidieron y cada uno volvió a su trinchera, continuando con la lucha, los unos contras los otros.

Lo que podría parecer el guión de una película, es un hecho histórico que se conoce como
 LA TREGUA DE NAVIDAD. 

Tras este contagio de emociones que originó una tregua totalmente improvisada, los altos mandos alemanes e ingleses decidieron tomar cartas en el asunto. Las siguientes navidades, que aún seguían en guerra, se encargaron de que hubiera ataques para no dejar hueco a la improvisación. Además destruyeron fotos y cartas en las que los soldados contaban lo sucedido, para evitar el efecto contagio.


Shutterstock
Daniel Goleman explica que las emociones son como virus, se traspasan de unos a otros de una forma muy sutil. En cada relación con otra personas se produce un intercambio inconsciente de información emocional, que nos hace percibir al otro como nutritivo o tóxico. Si a primera vista las dos personas se sienten a gusto, es que han sintonizado y tienen  ritmos que congenian, es decir; sus gestos, su tono de voz y su expresión facial son compatibles y les hacen sentirse cómodos.

¿Como se transmiten las emociones?

  •  Por sintonía emocional. Mientras más profundas y cercanas son las relaciones, mas interconectados se hallan sus estado de ánimo, tantos los positivos, como los negativos, por lo que las emociones se transmiten fácilmente. Por ejemplo, entre los miembros de una misma familia, las emociones de uno de ellos son captadas por los demás instantáneamente, y provocan un efecto contagio en muy poco tiempo. No solo ocurre con interacciones directas, también se pueden contagiar sin contacto cara a cara, como ocurrió en la Tregua de Navidad, y como pasa con las redes sociales, que hoy en día son potentes transmisores de sentimientos.
  • En 1996, Giacomo Rizzolatti descubrió que hay un tipo de neuronas, LAS NEURONAS ESPEJO,  que se activan tanto cuando una persona ejecuta una acción, como cuando observa una acción ejecutada por otro individuo. Ello provoca respuestas neurológicas y físicas en la persona que observa, como si estuviera realizando la acción, por lo que se produce el mismo estado emocional en las dos personas, en la que  lo vive y en la que lo observa. Es una capacidad innata y ocurre tanto entre personas conocidas, como entre desconocidos. Hay experimentos muy interesantes donde actores en el metro empiezan a reírse compulsivamente, y el resto del vagón, sin saber de que se trata, acaba riéndose a carcajadas, por contagio. 
 Se tiende a pensar que es la emoción la que provoca la sensación corporal, por ejemplo: estoy nervioso y ello me produce palpitaciones, contracturas musculares, sudores o dolores de estómago. Sin embargo  hay estudios que demuestran que también pasa lo contrario: un estímulo, como ver a alguien llorando, provoca unas reacciones físicas que, mantenidas en el tiempo, desembocan en una emoción, en este caso tristeza. Es decir:
si consigues contagiar una sonrisa a alguien que está triste,
 favoreces un cambio en su estado de ánimo. 

Distingamos dos tipos de personas según las emociones que transmiten
  • Personas nutritivas: suelen tener una sonrisa en la cara, aunque no se encuentren bien. Son optimistas, ayudan y dan amor a los demás, son creativas a la hora de buscar soluciones, están continuamente aprendiendo y mejorando, aprovechan las oportunidades de la vida, son vitales, alegres y con sentido de humor. En definitiva disfrutan de la vida y lo contagian.
  • Personas tóxicas. Las dividimos en dos grupos: 
    • personas pesimistas: su cara lo dice todo, suelen ser agoreros, victimistas, se sienten mal tratados por la vida y son miedosos. Sus conversaciones suelen girar en torno a su mala suerte y las desgracias que ocurren en la vida.
    • personas mal intencionadas: estas son las más peligrosas, pues son criticonas, suelen estar de mal humor,  son envidiosos, buscan el error en el prójimo para dejarlo en evidencia, les interesa poco el estado de los demás, atemorizan al débil. Son vampiros emocionales, pues absorben la energía positiva de quien les rodea.
El objetivo de hoy es centrarnos en nuestra actitud de forma consciente. Ahora que sabemos el poder que tenemos sobre las emociones de los que nos rodean, seamos  personas nutritivas. Es algo que está en nuestra mano. Pase lo que pase, somos dueños de lo que trasmitimos. Las emociones como la tristeza, el enfado o la ansiedad son necesarias, porque nos avisan de que algo no va bien y tienen una función adaptativa. De hecho es sano y necesario compartir estos sentimientos con la persona adecuada en el momento adecuado, y pedir ayuda profesional si es necesario. Pero en nuestro día a día, debemos tener muy presente que con nuestra actitud podemos contribuir a un buen ambiente, o por el contrario contaminarlo. 

 Os dejo con un anuncio de Navidad que la compañía Sainsbury´s lanzó conmemorando la Tregua de Navidad. Muestra lo que ocurrió aquel 24 de diciembre. Es milagroso como en  medio de una guerra, un villancico consiguió algo impensable: un día de tregua, un día de paz, un día de amor en medio de una guerra que terminó con aproximadamente  8.500.000 muertos…

¿Que hubiera pasado sin en vez de un villancico, los alemanes, afectados por su desdichada situación, hubieran gritado algún insulto?



No hay comentarios: